Es un requisito casi siempre imprescindible a la hora de contratar un seguro médico; con él se pretende conocer el estado de salud del posible asegurado.
Normalmente las valoraciones son positivas, pero siempre dependen de un departamento médico que las valora, de forma que ante una preexistencia, la compañía puede decidir si asegura a una persona o, si asegurando a esa persona se le excluye el tratamiento de la patología preexistente (en este caso la última decisión es del cliente quien decide si quiere contratar el seguro con esas condiciones).
Por otro lado, sí conocemos que tenemos una patología y no la declaramos, la compañía puede detectarlo y dar de baja a la póliza por dolo.
Otra cosa muy distinta, es que no tengamos conocimiento de que padecemos algún tipo de patología y al visitar al especialista ésta sea detectada después de haber contratado el seguro; en este caso quedaría cubierta al 100% ya que su detección ha sido posterior a la contratación de la póliza.